Aprender ó Huir

El Rey León.  La primera vez que vimos esa película fue cuando tu hermano Alejandro era pequeño. ¿Sabes qué?, solo la quiso ver una vez.

 

Sin embargo, a mí me pareció fascinante, pero con el tiempo me di cuenta que para un niño pequeño, ver morir a un padre, no es algo que sea plato de buen gusto. Y allí moría un papá que había luchado por salvar a su hijo.

 

Sin embargo, quiero traerte a éste, nuestro espacio de la oculta belleza, el recuerdo de un momento que para mí fue inolvidable. No se trata de la acción de cómo el padre León salva al hijo (a Simba) de ser aplastado por una gran manada de animales que en estampida huían de un grupo de hienas. Quizás ese parece ser el momento más espectacular. Es otro.

 

Se trata de un pequeño instante en el que me quiero detener. Un momento precioso, que quizás para mucha gente pasó desapercibido, pero no para papá: 

 

"Resultó que Simba, el hijo del Rey León, se quedó mirando en el agua cristalina de un rio, y Rafiqui –el mono vidente amigo de la familia- le dijo que en ese agua podría verse reflejado en su padre. Simba dudó de las palabras de Rafiqui, y le dijo que no, que él ya no estaba interesado en su padre, que ya no anidaba ni en sus recuerdos ni en sus sentimientos. Se trataba de un Pasado que ya no existía, y prefería olvidarlo.  En ese instante, Rafiqui cogió su palo y le dio un golpe en la cabeza a Simba, el cual se quejó amargamente al mono vidente. Fue entonces cuando Rafiqui le dijo: ¿por qué te quejas del dolor si el golpe te lo di en el pasado?".  

 

Es una profunda reflexión, de cómo nuestro presente está construido de pedacitos de pasado y de esperanzas de futuro. Que podemos recomponernos sabiendo recordar y analizar bien el pasado, y curarnos de las heridas, o de revivir grandes momentos.  Que ocultar  nuestro pasado solo conlleva miedo, sufrimiento, escape o huída hacia delante. Con lo que no podríamos afrontar la libertad y la felicidad que nos deparará la vida, porque nunca se puede dejar atrás el pasado.

 

Y es allí en el Pasado donde ahora se encuentra el papá para tí, y tú para mí. Porque aunque no estemos juntos,  papá está circulando por tu sangre, navegando por tu mente, acariciando tu corazón cada vez que palpita y dibujando tus sentimientos cuando te emocionas. El Pasado sigue siendo fuerte en nosotros, porque tu presente es fruto de aquellos instantes inolvidables en nuestra relación, que estuvo plena de amor y esperanza.

 

Es cierto que hay momentos que duelen, pero son también necesarios para relanzar nuestro futuro, construir nuestras ilusiones hacia la realidad, tener la fe y convicción firme de que volveremos a vernos, a sentirnos, a tocarnos, a querernos, a ser lo que nadie debería haber impedido: padre e hijo en un abrazo. Y sobre todo, y esta es la gran lección de la vida, del pasado has podido aprender para ser mejor persona.

 

Porque como dijo Rafiqui a Simba: el pasado puede doler, pero o puedes huir de él o APRENDER… Y quiero que aprendas hijo mío, aprendas a equivocarte, a caerte, a levantarte, a construir tu futuro; porque aprendiendo llegarás a lo que eres TÚ MISMO, y afianzarás TU LIBERTAD.

 

Y allí, en tu espacio de libertad, encontrarás el Amor… como el que papá siente por ti.

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